Se acerca el 8 de marzo y este es un poema de Agustín García Calvo que lo hemos utilizado en diferentes tertulias para hablar de la cosificación de la mujer en una sociedad patriarcal y de la desigualdad y violencia que provoca.
Es un poema que, frente a otros poemas y canciones de amor en los que se repite hasta la saciedad aquello de "eres mía" y cosas similares, rompe con esa muletilla cambiándola por un "libre te quiero, pero no mía", que refleja el auténtico sentido del amor.
«Libre te quiero»
Libre te quiero
como arroyo que brinca
de peña en peña,
pero no mía.
Grande te quiero
como monte preñado
de primavera,
pero no mía.
Buena te quiero
como pan que no sabe
su masa buena,
pero no mía.
Alta te quiero
como chopo que al cielo
se despereza,
pero no mía.
Blanca te quiero
como flor de azahares
sobre la tierra,
pero no mía.
Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.
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