He aquí unas pautas sacadas del libro "Manual de lectura en voz alta" de Jim Trelease. Son, como se indica, pautas, no mandamientos. Algunas, que siguen vigentes, hacen referencias a la TV y se pueden hacer extensibles a todo tipo de pantallas y redes.
QUÉ HACER
- Léales a los niños tan pronto como sea posible. A más pronto empiece, más fácil y mejor será.
- Emplee nanas, rimas y canciones para estimular el lenguaje del bebé y su escucha.
- Comience con ilustraciones sencillas en blanco y negro y léales después álbumes con mucho colorido, para despertar la curiosidad y sensibilidad visual de los niños.
- Es muy importante que incluya libros con repeticiones en las lecturas, con bebés y niños que empiezan a caminar; a medida que crezcan, añada libros predecibles.
- Cuando vuelva a leer un libro predecible, de vez en cuando suspenda la lectura en una palabra o frase clave, y deje que la diga su oyente.
- Lea cada vez que usted y su hijo (o estudiante) tengan tiempo para hacerlo.
- Establezca por lo menos un momento habitual de lectura diaria.
- Recuerde: el arte de escuchar se adquiere. Debe enseñarse, cultivarse, gradualmente. No se adquiere de la noche a la mañana.
- Empiece con álbumes que contengan pocas oraciones por página. Gradualmente, pase a libros con cada vez más texto y menos ilustraciones, hasta llegar a los libros por capítulos y las novelas.
- Varíe la extensión y los temas de sus lecturas.
- Para animarlos a integrarse en la lectura, invite a los niños a que vuelvan las páginas cuando sea el momento.
- Antes de empezar a leer, diga siempre el título del libro y los nombres del autor y del ilustrador, no importa cuantas veces haya leído el libro.
- La primera vez que lean un libro, converse con ellos de la ilustración de la portada. «¿De qué crees que trata esta historia?»
- Durante la lectura, comprometa a quienes lo escuchan, preguntando: «¿Qué creen que va a pasar en la próxima página?».
- Termine la lectura. Si empieza a leer un libro, continuar la lectura es responsabilidad suya, a menos que considere que no es un buen libro. No puede dejar a su hijo ni a sus estudiantes esperando, entre un capítulo y otro, tres o cuatro días, y pretender que mantengan el interés.
- Ocasionalmente, lea libros de un nivel intelectual superior al de los niños y lance un reto a sus mentes.
- Los álbumes pueden leerse con facilidad en familia con niños de edades muy diferentes. Las novelas, sin embargo, son un desafío. Si entre los niños hay más de dos años de diferencia (y por tanto, diferencias sociales y emocionales) los beneficiará enormemente si hace sesiones de lectura en voz alta con cada uno, de manera individual. Esto exige de los padres un esfuerzo mayor, pero la recompensa será proporcional al esfuerzo realizado. Así fortalecerá lo especial de cada niño. CONTINUAR LEYENDO
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