Es bueno hacer de la lectura en voz alta una actividad cotidiana. La constancia es la mejor virtud, pero no hay que hacer de esa actividad una imposición.
No se requieren aptitudes especiales para leer en voz alta. Lo importante es leer con pasión, con calma y con sentido. Es útil leer con anterioridad el libro que luego leerá a sus hijos. De ese modo hará una lectura más segura y fluida.
No olvide que los libros no los lee para darles clase o evaluarlos, sino para pensar y sentir juntos. La lectura en voz alta es un momento de placer tanto para sus hijos como para usted, una manera amorosa de relacionarse con ellos.
Cualquier momento del día es bueno para leerles: a la hora de acostarse, después de comer, durante la merienda, al terminar los deberes, en los desplazamientos, en la espera de la consulta del pediatra… Lo importante es hacerlo sin prisas y sin agobios. Sus hijos deben percibir que durante ese tiempo solo cuentan ellos.
Si se hace en el hogar, es preferible buscar un lugar confortable y acomodarse allí junto a sus hijos. Ese espacio debe ser reconocido por ellos como un lugar de calma y disfrute.
Conversar con ellos acerca de las historias leídas, responder a sus preguntas o resolver sus dudas hace que la lectura sea una fuente de conocimiento sobre la vida y sobre las personas. Preste atención a los comentarios que hacen al hilo de la narración. Son valiosas expresiones de su mundo interior.
Si el libro elegido no les gusta a sus hijos, escoja otro. Si las circunstancias no son favorables es mejor aplazar la lectura.
Conviene prestar atención a los gustos de sus hijos. Anímelos a hojear los libros y a elegir. Es bueno ser socios de alguna biblioteca pública y visitar periódicamente la biblioteca del colegio donde estudian. Pida consejo a los bibliotecarios y a los profesores de sus hijos.
Regalar libros con regularidad favorece el gusto por la lectura y les ayuda a formar su propia biblioteca.
LA IMPORTANCIA DE LA LECTURA EN VOZ ALTA
Leer un libro en voz alta a los niños es, por encima de todo, una demostración de afecto. Es un modo dichoso de relacionarse con ellos, de estar junto a ellos. Es un regalo en forma de tiempo, dedicación, escucha, conversación.
Las palabras de los libros hacen hablar a quienes los leen y los escuchan. Leer a los niños en voz alta implica estar dispuestos a escuchar y acoger sus fantasías, sus confidencias, sus recuerdos, sus pensamientos, sus emociones.
Al exponer a los bebés y a los niños pequeños a las palabras, los sonidos o las historias de los libros les estamos ayudando además a construir su lenguaje, a desarrollar su comprensión y a descubrir los mecanismos de la lectura y la escritura.
Escuchar historias leídas por otros prepara a los niños para leer luego por sí mismos. No se trata de enseñarles a leer precozmente, sino de interesarlos en el lenguaje y los libros, de estimular su curiosidad y su conocimiento. El éxito o el fracaso escolar tienen mucho que ver con las experiencias de los primeros años de vida.
Esas experiencias repercuten favorablemente en la salud de los niños. Contribuyen al crecimiento armónico de la infancia y a la prevención de futuras afecciones físicas y emocionales.